Cómo elegir tu colchoneta, nuestra cama en la montaña

Es posible que estés harto de dar vueltas en tu colchoneta, porque no te ofrece la suficiente comodidad o añoras demasiado el colchón de tu casa. Si no te conformas con pasar malas noches en la montaña y confías en nosotros, te ofrecemos soluciones reales para mejorar tu “cama” en la montaña.

En 1971 aparecieron las primeras colchonetas autoinflables y especialmente cómodas en Estados Unidos. Su generalización en España llegaría 20 años después, paralelamente a los primeros modelos de colchonetas inflables “playeras” reconvertidas a material de montaña. Hace diez años comenzaron a fabricarse los primeros aislantes híbridos que solucionan alguna de las limitaciones de las colchonetas autoinflables, pero que sin embargo están pasando actualmente casi desapercibidos. ¿Repasamos todos?

QUÉ HAY EN EL MERCADO

El mercado básicamente está polarizado en dos tipos de colchonetas: estándar o “macizas” y autoinflables. En la primera categoría tenemos desde los hiper económicos pero desaconsejables aislantes de baja densidad (el popular modelo bicolor de “piquitos”) a modelos más pensados para media-alta montaña (acanaladas de alta densidad). En las autoinflables la variedad es enorme, pero para el gran público prácticamente sólo son conocidas las versiones popularizadas en los años 90: diseño rectangular y espesor medio-bajo (de 2 a 2,5 centímetros). Sin embargo los avances reales, no mera publicidad, son bastante desconocidos por excursionistas y montañeros, y están incluidos en modelos recientes que merecen ser conocidos.

CUÁLES SON LAS MÁS CÓMODAS

Un suelo duro, pedregoso, frío o húmedo puede acusar a nuestra recién comprada y “carísima” colchoneta (por ejemplo 70 euros) de que no se muestra tan cómoda como esperábamos y amargarnos la pernocta. Esta situación es fácil vivirla en invierno, cuando vivaqueamos bajo cero o en la nieve, durante cualquier estación sobre el duro suelo de cemento de un refugio no guardado o en una roca plana, en cualquier prado húmedo en otoño o primavera y dentro del humedecido suelo de una tienda de campaña cuando lleva más de un día lloviendo. Si buscamos comodidad de apoyo, impermeabilidad y aislamiento físico de un suelo duro o pedregoso, nos irá bien algunas de las siguientes opciones:

1) Inflables de tubos, tipo colchón de playa pero con exterior de nailon o poliéster en vez de plástico. Abultan muy poco una vez plegadas, son económicas (entre 40 y 55 euros) y para dormir por encima de +10ºC resultan suficientes. Lógicamente son las que menos firmeza ofrecen de apoyo y si nos movemos mucho mientras dormimos, no constituyen una buena solución. Su estabilidad es limitada.

2) Inflables híbridas. También se hinchan a pulmón, pero incluyen prismas interiores reflectantes o incluso relleno térmico de poliéster (tipo Thermolite o Primaloft). Excelentes en invierno y con una gran firmeza de apoyo si el diseño incluye muchas celdillas, lo que evidentemente encarece el producto, abultan muy poco una vez plegadas. De 500 a 700 gramos y de 150 a 200 euros.

3) Autoinflables gruesas. Espesores notables, de 5 a 10 centímetros y pesos nada desdeñables (de 2.000 a 3.000 gramos). Las de buena calidad no son nada económicas: de 100 a 180 euros. Son voluminosas de transportar y requieren soplados extras, pues nunca llegar a inflarse del todo por sí solas.

EL VALOR R, EL GRAN OLVIDADO

El valor R o de resistencia térmica de una colchoneta es el gran olvidado a la hora de comprar una colchoneta. Cuanto más alto es el número, mayor es el aislamiento que ofrece la colchoneta respecto al frío del suelo y menos calor nos robará al saco (y a nosotros dentro). Si dormimos sólo en verano, entre +10º y +30ºC el valor R puede oscilar entre 0,5 y 0,8, que corresponde a colchonetas inflables o estándar baratas (espuma de baja densidad). Para un uso más montañero, con temperaturas cercanas a 0ºC necesitaremos de un R de 2 a 3 (las acanaladas que usan los alpinistas y escaladores rozan el 2,8). Y para condiciones muy invernales o personas muy frioleras un valor R cercano a 4 o superior resulta preferible.

El valor R es muy fiable si comparamos los datos de un mismo fabricante, pero tanto entre distintos fabricantes. Para que una colchoneta ofrezca un alto R sin recurrir a un espesor excesivo, hace falta que incluya un interior especial, de prismas aluminizados o relleno térmico y eso aumenta peso ¡y sobre todo el precio! Por concretar más, una colchoneta inflable y técnica de 0,8 de R, 350 gramos de peso y 75 euros, al ser rellenada con aislantes especiales aguantará mucho más frío (R 5) y condensará menos, pero a cambio de pesar 650 gramos y costar más del doble: unos 170 euros.

CUÁL NOS CONVIENE

Nuestro perfil y gustos personales determinarán qué colchoneta especial nos conviene más: 1) Viajeros-aventureros, ciclistas, escaladores/alpinistas, montañeros y esquiadores que necesiten llevar el mínimo volumen posible optarán por inflables híbridas.

2) Para actividades en climas cálidos o en verano sobre media-baja montaña o Camino de Santiago no invernal, resultará suficiente una inflable de tubos.

3) Personas con fuertes problemas para dormir, individuos con poco hábito de dormir en la naturaleza, mujeres con caderas muy marcadas o personas muy delgadas pueden necesitar soluciones más drásticas, como las colchonetas autoinflables gruesas. Evidentemente las más pesadas son sólo para dormir cerca del coche.

ASPECTOS IMPORTANTES

El precio suele constituir un factor determinante en nuestra compra, pero si lo pasamos mal durmiendo en el campo tenemos que entender que con los modelos de precio más bajo no solucionarán nuestros problemas. Es imposible que una colchoneta con más de 300 celdillas que reparten uniformemente la presión que ejerce nuestro cuerpo cueste 30 o 40 euros. Tampoco tiene mucho sentido emplear en invierno sacos de 300 o 400 euros con colchonetas de 15 euros… Si vas a comprar una colchoneta cómoda y especialmente gruesa (los modelos de los que hablamos en este artículo suelen oscilar entre los 5 y los 10 centímetros de espesor), deberías: * Comprobar que el inflado no requiere un esfuerzo excesivo. En general más de 20 soplidos se hace duro antes de irse a dormir.

  • Échale un vistazo a la manipulación de la válvula, debe presentar un accionamiento o roscado/desenroscado fluido y suave.
  • Tumbarte descalzo en ella y comprobar que tiene una talla suficiente para tu cuerpo y que los codos no quedan fuera (se resbalarán si duermes boca arriba y por la mayor altura de la colchoneta te incomodará).
  • Colocarte de lado en posición fetal orientado hacia un lado y otro para verificar que no hace ruido al moverte, pues algunas “papelean” o suenan demasiado.
  • Hazte una idea de lo que abulta enrollada y cómo la transportará en tu mochila (preferiblemente en el frontal y protegida por una funda).
  • ¿Incluye kit de reparación? es decir parches y adhesivo.

DOS ADVERTENCIAS

Suele pasársenos por alto que: * Las colchonetas autoinflables o híbridas suelen deslaminarse o presentar problemas de deformación importantes (bultos localizados o “hernias”) a partir de los 5-10 años, no son casi eternas como los aislantes tradicionales.

  • Se pinchan con relativa facilidad. Es imprescindible protegerlas del suelo como mínimo con un plástico o manta de supervivencia gruesa, tanto al dormir (y más si solemos movernos en el saco y desplazamos la colchoneta a zonas abrasivas o pinchosas) como al enrollarla.

PEQUEÑOS TRUCOS PARA DORMIR A PIERNA SUELTA

Algunas soluciones interesantes para vivaquear confortablemente: * a) Puedes ahorrar dinero superponiendo a tu viejo aislante una autoinflable corta de 1,20 metros, como en el caso de la fotografía que acompaña a este texto.

  • b) Las colchonetas que incluyen aire suelen resultar más deslizantes. Para evitar salirte de ellas cuando el terreno está algo inclinado, puedes calzar laterales o los pies con ropa, zapatillas o tierra (siempre que amontonarla no implique destruir cubierta vegetal). Existen modelos específicos con reborde perimetral para mujer, que pueden resultar útiles también para los hombres en esta situaciones.
  • c) Si tienes las rodillas cargadas de una larga caminata, colocar bajo ellas una prenda doblada aliviará tensión y dormirás mejor. Algunos modelos híbridos tienen huecos en forma de hueveras que posicionan agradablemente nuestros talones y hacen una función similar.

Por Tino Nuñez

Fuente: https://www.revistaoxigeno.es


 

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