¿En qué consiste realmente la dieta mediterránea?

Analizamos en qué consiste la dieta mediterránea y qué venajas puede aportarle al deportista

Autora: Yolanda Vázquez Mazariego

La forma de alimentarse de nuestros antepasados parece el complemento perfecto para una vida activa. No paramos de recomendarte que la sigas, pero… ¿en qué consiste realmente la dieta mediterránea?

– En las grasas está la clave: aceite de oliva, pescados y frutos secos son las fuentes fundamentales de grasa, que distinguen a la dieta mediterránea de todas las demás. Tanto para cocinar como en crudo, debes utilizar únicamente aceite de oliva virgen extra.

– Carnes como guarnición: las verduras, las frutas, las legumbres y los cereales integrales son la base de los platos.

– Variada: incluye todo tipo de alimentos, aunque algunos (como los embutidos) en pequeñas proporciones. El problema solo surge cuando ponemos más chorizo que lentejas.



– España, Portugal, Italia, Francia y Grecia son los países en los que comúnmente pensamos al hablar de dieta mediterránea. No obstante, en otras naciones como Turquía o Marruecos la dieta se ajusta más al ideal mediterráneo que, por ejemplo, en Francia.

– De temporada: aprovecha las frutas y verduras propias de cada estación y de los lugares donde se disfruta. De ahí que sea diferente en cada país.

– ¡A los fogones! Las deliciosas recetas a partir de ingredientes saludables exigen cierta elaboración, pero resultan tan suculentas que apenas requieren sal.

– Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad (declarada por la UNESCO en 2010). Es mucho más que una dieta, consiste en un estilo de vida activo y saludable, en el que entre otros factores se duerme lo necesario y se disfruta de la comida en sociedad (con la familia o los amigos).

– Muy sana: numerosos estudios científicos demuestran los beneficios de la dieta mediterránea para la salud del corazón, prevenir la obesidad, retrasar el envejecimiento, facilitar el embarazo, reducir la depresión, luchar contra el cáncer y un largo etcétera.

– No se corresponde exactamente con lo que comían nuestros abuelos: la versión actual está bastante idealizada. Nuestros mayores comían básicamente lo que podían… dependiendo de la zona y los recursos de cada uno.

Fuente: https://www.sportlife.es/

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